domingo, 26 de abril de 2009

Es otoño y hace demasiado frio. LLevo conmigo mi taza de té, sabor "espinas de cactus"; raro es... Una luz entra por debajo de mi puerta, es espesa y tiene un misterio oculto, y mis deseos de abrirla revolotean en el aire, que es silencio... Mi mano temblorosa vuelca unas gotas de té sobre el mantel que un día tejió mi abuela, donde todas las noches, acurrucada en mis piés, mi gata Eureka, blanca y gorda ella, duerme sobre lanas de seda.
Rasguños sobre la madera me precipitan y atormentan mi cerebro. Traspiro la manija y al abrir la puerta, mi adorable gata se avalanza contra mí y siento sus garras dentro de mis entrañas...

(2005)

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