Esto lo escribí hace unos años, más exactamente a los 20. Llevaba conmigo a cuestas la noche,y el descontrol, esa sensacion falsa de sentirse en la cima de la montaña pero que en realidad iba llenando en mí un vacío existencial y de desesperanza...
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Vivo teniendo mala suerte... La mala suerte me acompaña. Esta conmigo en los buenos y malos momentos. Las baquitas de San Antonio huyen de mi y se pierden entre la maleza. Pasé años buscando tréboles de cuatro hojas, y nunca pude encontrarlo; entonces, cortaba las hojas en cuatro, engañando a la naturaleza. Pero de nada me servia… Me paraba cerca de las iglesias, esperando que alguna novia pase en su auto, para así poder pedir los tres deseos... Pero solo pedía uno, por las dudas de que tres sean demasiado. En mis cumpleaños sople 20 velas... 3 deseos por cumpleaños... sacando cuantas, 20 x 3 es 60... 60 deseos que jamás se me cumplieron. Camino esquivando gatos negros, ni hablar de evitar pasar debajo de las escaleras... Cuantas pestañas me arranque para pedir ese deseo!!!... Probé bañarme con ruda, y solo gane un olor impregnado en mi piel que no se me fue por largos meses. Entonces no me quedo otra opción que recurrir al poder del cielo. Les pedí a todos los santos que me ayuden. San Antonio, San José, Santa Susana, Santa Brenda, Santo Ricardo... y nada.
Nada...
Nada…
La mala suerte siempre conmigo.
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