lunes, 23 de noviembre de 2009

Las Hadas, los árboles y yo...

Las Hadas son seres mitológicos que habitan en gran parte de los bosques gallegos; es muy normal que las fuentes, las cuevas, o los árboles encierren alguna leyenda sobre estés seres espirituales y mágicos, pero a la vez muy sencillos; las hadas que habitan en los árboles rinden culto a la naturaleza y al árbol que las cobija, le hacen ofrendas de danzas y energía espiritual.

Cuando este árbol muere, las hadas celebran una ceremonia para transplantar el Espíritu del árbol a otra semilla, y todas las hadas que habitan en los árboles cercanos ayudan en esta tarea, para que el nuevo árbol crezca y de cobijo de nuevo al Espíritu del árbol y a las hadas que lo veneran. De este modo las hadas tienen un sentido de la vida y la muerte como simples ciclos de la naturaleza.

En la espesura de los bosques, en esos lugares que permanecen cubiertos de niebla la mayor parte del día, es donde las hadas van ha reencontrar el silencio.

Estos lugares son mágicos y libres de la presencia humana, por lo que son el rincón adecuado para las hadas que necesitan estar solas, ya que ellas conocen bien la importancia de la soledad, la que permite estar con uno mismo y reflexionar, encontrando así el sentido de la vida y de su existencia.

Ni siquiera ellas escapan a la influencia del mundo y les es muy importante reencontrarse con su ser, renovarse, dejar atrás lo que molesta en el alma y volver con nuevas energías y el espíritu alegre.

El silencio de las Hadas no es un silencio triste, sino prometedor. Un silencio que limpia y enriquece, que atempera el carácter y fortalece el ánimo.

Dice la leyenda que si tienes la suerte de encontrar alguno de estos lugares, lo reconocerás porque todo se vuelva tan calmado y silencioso que podrás oír el latido de tu corazón. Respeta esta quietud y aléjate sin hacer ruido.

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