Algunas personas piensan que los pueblos indígenas aislados son reliquias de la Edad de Piedra, destinados a desaparecer. Pero la historia demuestra que esto no es verdad, mientras se encuentren seguros en sus propias tierras. Si sus tierras son protegidas, su futuro será más feliz, sano y próspero que el de la mayor parte de la gente que les rodea.
Muchos de ellos viven huyendo, tratando de escapar de las invasiones de sus tierras por colonos, madereros, equipos petroleros y terratenientes. A menudo han visto morir a sus amigos y familiares a manos de no indígenas, en masacres silenciadas o por epidemias.
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