lunes, 1 de noviembre de 2010

Poesia zen




Mi choza está sobre un pico solitario
mi cuerpo flota entre las nubes
el pueblo del río,
y por la noche, viento y luna
con mi bastón solitario golpeo tranquilo a tu puerta
las preocupaciones del mundo humano son vacías
junto a la cama, humo denso de té
dejando correr la larga noche de otoño,
mirando al sur tallamos la vela

Vivo en un bosque profundo
las lianas verdes crecen
año tras año
hasta aquí las preocupaciones de los hombres no
llegan
de vez en cuando escucho el canto de un leñador
bajo el sol remiendo mi kesa
leo poemas bajo la luna
a los seres de este mundo me gustaría decirles
que para vivir una vida humana no hace falta
gran cosa

la noche es fría en la pieza vacía
el incienso se consume, las horas pasan
afuera mil cañas de bambú
sobre la cama, algunos libros desordenados
aparece la luna en la ventana blanca
los insectos graznan, las cuatro vecinas
están silenciosas
Es sin límites, infinito
Frente a ello, ninguna palabra

La riqueza y el honor no son problemas míos
en la inmortalidad ni pienso
mi deseo alcanza con llenarme el vientre
el nombre es vacío ¿para qué sirve?
mi cuenco, lo llevo a todas partes
y mi bolso de tela
a veces voy a la entrada del templo
y me encuentro con los niños de casualidad
¿cómo describir mi vida?
Alegre, así paso el tiempo

Noche de primavera, la luna está escondida
tomados de la mano caminamos lentamente
de pronto, espantados por nuestras voces humanas
los pájaros acuáticos batiendo las alas se van

Confiando mi cuerpo al curso de las cosas, renuncié al mundo
para ser libre
con la luna nueva y las flores he de pasar el resto de mi vida...

Ryokam

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