Todos los días viajo en colectivo con un hombre violeta que reparte correspondencia, tiene algo muy especial que me llama la atención. Se baja en la misma parada que yo y siempre cruzamos al mismo paso la avenida, y comienza a silbar como un gorrión alegre, y me encanta arrancar el día escuchando a este trabajador; humano y pájaro cantor.
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