Barcelona. Los hijos de la rumba callejera y el flamenco políglota celebran la libertad, la sensualidad de la música y la riqueza del ritmo contagioso. Es el quejío del flamenco y la fiesta de la experimentación sonora. Música nómada y mestiza recorriendo las calles de las ciudades del mundo como una nave de locos, comunicando, creando y festejando. Ojos de Brujo, en un lugar cualquiera del mundo siguen su camino.
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