sábado, 8 de mayo de 2010

Fernando y el arte de su acordonamiento

No sé porque generalmente se me quedan retenidas ciertas imágenes en mi cabeza. Y me sucedió una cosa especial otra vez a la hora del análisis, cuando uno de mis terapeutas en un momento indeterminado, se ató las zapatillas con una maña única, concentrado en lo suyo entrelazando los cordones con severa suavidad, realizando un doble moño como presentación final para una zapatilla reforzada, anti tropiezo, llevando tal escena a mi parecer, al filo de la minuciosidad. Me pregunto desde cuando tendrá esa simpática manía de sujetarse los pies correctamente evitando cualquier tipo de accidente contra el suelo; tal vez de niño ha sido algo torpe y cada dos por tres caía raspando sus rodillas. Creo que se debería desarrollar algo al respecto, pues algo tan poco visto no se puede dejar pasar por alto. La próxima sesión le comentaré como me emocionó su supuesta loca obsesión con los cordones de sus zapatillas. Es algo que me encanto, sin dudas esa representación me llevó un rato lejos, perdiéndome en un gratificante vuelo libre de fraseos, para regocijarme en el arte de su acordonamiento.

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