viernes, 1 de mayo de 2009

Fuente de todo poder


Creamos nuestra imagen de nosotros mismos con todos los rótulos que el mundo nos impone. Sin esos rótulos somos el espíritu libre y el fluir libre del universo. Tan pronto como nos imponen un rótulo, bueno o malo, el ego, la imagen que tenemos de nosotros mismos, toma procedencia sobre el ser interior.
El mundo del ego está limitado por el tiempo, es transitorio, fragmentado, asustadizo, personal, egocéntrico, absorto en sí mismo y apegado a lo conocido. Se aferra al placer y se aparta horrorizado del sufrimiento.
El mundo del espíritu es atemporal y eterno, libre de pasado y de futuro, íntegro, alegre, abierto y accesible a todos. Es el mundo de la comunión, el esclarecimiento y el amor. Es un mundo real, inmutable, dinámico, creativo, autosuficiente, poderoso y libre limitaciones, expectativas y ataduras... Es la fuente de todo poder...

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